La Cámara Industrial de Cerámica Roja -CICER- con alcance federal, propone brindar la capacidad productiva suficiente para satisfacer un Plan Nacional de Viviendas. La opinión de su presidenta, licenciada Eugenia Ctibor.
Desde una mirada comprometida con lo social y a largo plazo, cabe destacar que el país debe buscar soluciones productivas para revertir el déficit habitacional, que se acentúa año a año y alcanza a más de tres millones de habitantes. La industria ladrillera argentina viene trabajando desde hace tiempo para proporcionar soluciones sostenibles a esta problemática, con una visión integradora abarcando los aspectos económicos, ecológicos y sociales.
En efecto, las 17 empresas que integran la Cámara con 26 plantas industriales en el país, producen 500.000 toneladas de ladrillos al mes, lo que permitiría construir en este periodo cerca de 50.000 casas Procrear. Además la construcción húmeda favorece la autoconstrucción o la ampliación en etapas. La sostenibilidad de este sistema basado en la cultura constructiva más arraigada de los argentinos, impulsa también la generación de empleo, ya que el sector incluye a más de 9.000 personas pero además cada ladrillo que sale de una planta industrial motoriza un sinnúmero de trabajos para las economías regionales, desarrollando toda la cadena de valor local.
Sólo en los últimos cinco años, la industria ladrillera ha invertido más de US$100 millones en tecnificación, lo que se funda en el compromiso de los socios de la Cámara con el desarrollo de una industria intrínsecamente sustentable y con productos que aumenten la eficiencia energética de los edificios. Por ello, el más reciente hito es el lanzamiento del ladrillo termoeficiente que representa un nuevo estándar de producto y cumple con las legislaciones más exigentes en materia energética del país, como la Ley 13.059 de Provincia de Buenos Aires. Los nuevos ladrillos huecos termoeficientes generan envolventes que permiten ahorrar hasta el 40% en la tarifa de gas y electricidad, al disminuir los consumos en calefacción y aire acondicionado. Mientras que al momento de construir, la inversión en aislación térmica es sólo de un 2 a 3% mayor, este costo adicional en el presupuesto se amortiza directamente mediante un menor gasto verificado en la compra de equipos de climatización y costos de servicios. La eficiencia también se logra con un espesor de muro de solo 20 cm que genera un mayor rendimiento de la superficie cubierta de los edificios. Este nuevo desarrollo tecnológico acompaña las crecientes exigencias en materia de eficiencia energética en la construcción.
Los productores del sector están invirtiendo en nuevas tecnologías robotizadas para la mejora de los procesos productivos, optimización de la eficiencia energética y desarrollo de nuevos productos que beneficien a los usuarios. La visión de las industrias nucleadas en la Cámara Industrial de Cerámica Roja es el desarrollo de soluciones que impulsen la construcción sostenible y por ello, el modelo productivo que mejor se adapta a las demandas de esta nueva etapa y al futuro de la construcción.
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La Cámara Industrial de Cerámica Roja -CICER- con alcance federal, propone brindar la capacidad productiva suficiente para satisfacer un Plan Nacional de Viviendas. La opinión de su presidenta, licenciada Eugenia Ctibor.
Desde una mirada comprometida con lo social y a largo plazo, cabe destacar que el país debe buscar soluciones productivas para revertir el déficit habitacional, que se acentúa año a año y alcanza a más de tres millones de habitantes. La industria ladrillera argentina viene trabajando desde hace tiempo para proporcionar soluciones sostenibles a esta problemática, con una visión integradora abarcando los aspectos económicos, ecológicos y sociales.
En efecto, las 17 empresas que integran la Cámara con 26 plantas industriales en el país, producen 500.000 toneladas de ladrillos al mes, lo que permitiría construir en este periodo cerca de 50.000 casas Procrear. Además la construcción húmeda favorece la autoconstrucción o la ampliación en etapas. La sostenibilidad de este sistema basado en la cultura constructiva más arraigada de los argentinos, impulsa también la generación de empleo, ya que el sector incluye a más de 9.000 personas pero además cada ladrillo que sale de una planta industrial motoriza un sinnúmero de trabajos para las economías regionales, desarrollando toda la cadena de valor local.
Sólo en los últimos cinco años, la industria ladrillera ha invertido más de US$100 millones en tecnificación, lo que se funda en el compromiso de los socios de la Cámara con el desarrollo de una industria intrínsecamente sustentable y con productos que aumenten la eficiencia energética de los edificios. Por ello, el más reciente hito es el lanzamiento del ladrillo termoeficiente que representa un nuevo estándar de producto y cumple con las legislaciones más exigentes en materia energética del país, como la Ley 13.059 de Provincia de Buenos Aires. Los nuevos ladrillos huecos termoeficientes generan envolventes que permiten ahorrar hasta el 40% en la tarifa de gas y electricidad, al disminuir los consumos en calefacción y aire acondicionado. Mientras que al momento de construir, la inversión en aislación térmica es sólo de un 2 a 3% mayor, este costo adicional en el presupuesto se amortiza directamente mediante un menor gasto verificado en la compra de equipos de climatización y costos de servicios. La eficiencia también se logra con un espesor de muro de solo 20 cm que genera un mayor rendimiento de la superficie cubierta de los edificios. Este nuevo desarrollo tecnológico acompaña las crecientes exigencias en materia de eficiencia energética en la construcción.
Los productores del sector están invirtiendo en nuevas tecnologías robotizadas para la mejora de los procesos productivos, optimización de la eficiencia energética y desarrollo de nuevos productos que beneficien a los usuarios. La visión de las industrias nucleadas en la Cámara Industrial de Cerámica Roja es el desarrollo de soluciones que impulsen la construcción sostenible y por ello, el modelo productivo que mejor se adapta a las demandas de esta nueva etapa y al futuro de la construcción.